La segunda persona clave en mi devenir en la cría de purasangres es mi amigo Tim Corballis.
A Tim, encargado de las “nominations” en Coolmore y persona de confianza de Magnier en la yeguada, lo conocí por primera vez en el año 1991 y desde entonces, con la paciencia de un santo, ha venido ayudándome en todo lo que he necesitado (desde una cubrición para la yegua de un amigo, hasta un jockey para que montara el caballo de otro amigo en un Gran Premio).
En el año 1990 visité primera vez Coolmore. Lo recuerdo como uno de los días más excitantes de mi corta vida turfística. En mayo de ese año remití una carta a la yeguada solicitando autorización para visitarla junto con un grupo de chavales españoles aficionados al caballo de deporte. La respuesta fue inmediata, “le esperamos con su grupo y estaremos encantados de enseñarles la Yeguada”, dijeron, finalizando la carta con un “contacte con nosotros una vez en Irlanda para ver qué día le conviene mas”.
Ya en Mullingar, un pueblo de las Midlands donde tenía mi base, a primeros de julio contacté con Coolmore y a finales de mes cargué un autobús con 25 niños de edades comprendidas entre 13 y 16 años con dirección a Fethard, en el Condado de Tipperary, para visitar una de las yeguadas más importantes del mundo.
Aquella primera visita resultó un éxito rotundo y todos (yo el primero), nos quedamos boquiabiertos con lo que vimos ese día. Empezando por los sementales de aquella época (Law Society, Sadlers Wells, Caerleon, Be My Guest o Danehill), siguiendo por las instalaciones y terminando por las yeguas (Detroit o Reine Matilde entre otras muchas), los prados, las cuadras y el personal.
Al año siguiente, tras aquel primer éxito, de nuevo contacté con la yeguada. En esa ocasión fue Tim personalmente quien, además de contestar la carta, nos enseñó personalmente todas las instalaciones de la yeguada.
Con un grupo mucho mas reducido (4 niños y yo), aquella visita fue mucho más interesante e intensa que la del año anterior. Visitamos la incubadora y los servicios veterinarios, vimos a los sementales que no habían tomado rumbo a Australia (Caerleon, Bluebird o Sadlers Wells), y a mí Last Tycoon, por incauto y no hacer caso a las recomendaciones de no acercarme demasiado para sacarle una fotografía, me dio una carrera en pelo de la que aún me acuerdo del susto.
Hoy en día Tim se ha convertido en un buen amigo y en el otro elemento fundamental que ha coadyuvado para que pudiera hacer realidad mi sueño; Criar caballos de carreras.
A Tim, encargado de las “nominations” en Coolmore y persona de confianza de Magnier en la yeguada, lo conocí por primera vez en el año 1991 y desde entonces, con la paciencia de un santo, ha venido ayudándome en todo lo que he necesitado (desde una cubrición para la yegua de un amigo, hasta un jockey para que montara el caballo de otro amigo en un Gran Premio).
En el año 1990 visité primera vez Coolmore. Lo recuerdo como uno de los días más excitantes de mi corta vida turfística. En mayo de ese año remití una carta a la yeguada solicitando autorización para visitarla junto con un grupo de chavales españoles aficionados al caballo de deporte. La respuesta fue inmediata, “le esperamos con su grupo y estaremos encantados de enseñarles la Yeguada”, dijeron, finalizando la carta con un “contacte con nosotros una vez en Irlanda para ver qué día le conviene mas”.
Ya en Mullingar, un pueblo de las Midlands donde tenía mi base, a primeros de julio contacté con Coolmore y a finales de mes cargué un autobús con 25 niños de edades comprendidas entre 13 y 16 años con dirección a Fethard, en el Condado de Tipperary, para visitar una de las yeguadas más importantes del mundo.
Aquella primera visita resultó un éxito rotundo y todos (yo el primero), nos quedamos boquiabiertos con lo que vimos ese día. Empezando por los sementales de aquella época (Law Society, Sadlers Wells, Caerleon, Be My Guest o Danehill), siguiendo por las instalaciones y terminando por las yeguas (Detroit o Reine Matilde entre otras muchas), los prados, las cuadras y el personal.
Al año siguiente, tras aquel primer éxito, de nuevo contacté con la yeguada. En esa ocasión fue Tim personalmente quien, además de contestar la carta, nos enseñó personalmente todas las instalaciones de la yeguada.
Con un grupo mucho mas reducido (4 niños y yo), aquella visita fue mucho más interesante e intensa que la del año anterior. Visitamos la incubadora y los servicios veterinarios, vimos a los sementales que no habían tomado rumbo a Australia (Caerleon, Bluebird o Sadlers Wells), y a mí Last Tycoon, por incauto y no hacer caso a las recomendaciones de no acercarme demasiado para sacarle una fotografía, me dio una carrera en pelo de la que aún me acuerdo del susto.
Hoy en día Tim se ha convertido en un buen amigo y en el otro elemento fundamental que ha coadyuvado para que pudiera hacer realidad mi sueño; Criar caballos de carreras.
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