No me considero un experto criador, ni un sabio en una materia sobre la que quien presume de saber no tiene ni puñetera idea, de manera que este “blog” nace sin otra pretensión que contar historias que, de una u otra forma, tienen relación con algo que con el paso de los años ha pasado de ser una mera afición a una pasión; criar caballos de carreras.
Lo cierto es que no se bien las razones que en su momento me trajeron a este mundo tan duro y complicado, a la vez que apasionante. No se cómo se me inoculó el virus de la cría, pero una vez dentro pronto se apoderó de mí, se expandió y, en breve lapso de tiempo, superó y dejó de lado a cualquier otra afición hasta convertirse en una obsesión y en el motor que mueve muchos de los hilos de mi vida.
De momento quiero empezar por el final, por acontecimientos recientes, para poco a poco, con el paso de los días, ir intercalando pasajes e historias de años pasados con las que he cimentado mi afición.
Desde el año 1998, fecha en la que compre mi primera yegua de cría, hasta este mes de mayo de 2008, hay dos personas que son claves en mi devenir en el mundo de la cría que sin su ayuda, calidad humana y generosidad no habría llegado hasta aquí; Albert Broad y Tim Corballis.
domingo, 11 de mayo de 2008
El inicio
Publicado por Bahram en 23:51
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