jueves, 15 de mayo de 2008

Dahlia (USA)

La vida de Dahlia está íntimamente ligada al devenir de la cría americana de los últimos decenios del siglo XX, al esplendor y ocaso de toda una era en un lugar, Kentucky, donde no era oro todo lo que relucía. Durante su tiempo se han vivido algunos de los episodios más gloriosos de la cría mundial, así como los fracasos más estrepitosos que ha conocido un mundo tan fascinante y complejo como es el del purasangre.

La historia de esta campeona no se puede basar sólo en una relación de datos y cifras: No nos podemos quedar en la mera estadística de qué ganó y cuál fue su producción en la yeguada puesto que con ello no haríamos justicia a los hechos que acontecieron durante una época y que, con el paso de los años, tendrían, de una u otra forma, vital trascendencia en el futuro.

Para ponernos en situación debemos remontarnos a la mañana del jueves siete de diciembre de 1967, cuando en las ventas de Tatterssalls se procedía a la venta de dispersión de los productos propiedad del Mayor L.B. Holliday, a instancia de sus herederos, tras su reciente fallecimiento.

Esa venta de dispersión, que tenía en jaque al turf europeo desde que se tuvo conocimiento de la misma, destinaba una sección a la venta de potros de dos años, sección que comenzaba con el lote número 1037 y cerraba con el lote número 1052. Toda la atención de esa parte de la subasta se centraba en el lote número 1044, un dos años hijo de Vienna y Noble Lassie, de nombre Vaguely Noble, que había culminado una excelente campaña precoz tras ganar el Sandwich St y la Observer Gold Cup, junto con sendas colocaciones en sus restantes dos actuaciones en el Sandgate St y el Feversham st.

El precio de salida de este castaño estaba en 80.000 guineas del año 1967, una importante suma de dinero para la época y precio record en Europa por un caballo en entrenamiento. Iniciada la puja por el hijo de Noble Lassie, la misma ascendió rápida y progresivamente, quedando al final en un mano a mano entre dos propietarios americanos representados por sus agentes europeos.
Tras corta pero dura batalla, Vaguely Noble fue adjudicado en la cantidad de 136.000 guineas a una agencia llamada World Wide Bloodstock Agency, la cual actuaba en representación de un famoso cirujano plástico californiano de nombre Robert Franklyn, doblegando en la puja a un magnate del petróleo llamado Nelson Bunker Hunt.

Vaguely Noble fue enviado a Irlanda si bien, meses mas tarde, era enviado a Chantilly bajo la tutela del buen entrenador francés Etienne Pollet. El traslado fue la inmediata consecuencia de la astucia de Bunker Hunt, así como de su obsesión por Vaguely Noble, quien persuadió a Robert Franklyn para que le vendiese el cincuenta por ciento de las acciones en el caballo a base de dólares y talonario. Bunker Hunt conseguía por fin lo que tanto había ansiado.

En Francia el hijo de Vienna no defraudó a ninguno de quienes estaban relacionados con el caballo, devolviendo gran parte de la inversión. Aunque muchos pensaban que era poco factible que un caballo no inscrito en las clásicas pudiera recuperar tanto dinero para esos días, Vaguely Noble se encargó de reembolsar todo lo gastado por sus nuevos propietarios ganando cuatro de sus cinco salidas a tres años: el Prix Guiche, el Prix du Lys, el Prix du Chantilly y por último el Arco del Triunfo, recibiendo su único revés en el Grand Prix de Saint Cloud cuando su jockey lo monto tan mal que le fue imposible batir a Hopeful Venture.

Su carrera en el Arco fue impecable, admitiendo todos los aficionados que habría ganado el Derby y el St. Leger si hubiera estado inscrito en ellos. En Longchamp batió a la flor y nata de ese año; Sir Ivor (Guineas y Derby), Ribero (Derby de Irlanda), La Lagune (Oaks), Roseliere (Vermeille y Diane) o Luthier (Lupin). Vaguely Noble ganó fácil, poniéndose en cabeza cuando restaban poco más de cuatrocientos metros para la meta, de forma que ni tan siquiera Sir Ivor pudo batirlo quedando a mas de tres cuerpos. Su victoria en el Arco está considerada de las mejores de la carrera parisina sólo superada por las de Sea Bird, Mill Reef y Ribot.

Finalizada su vida de carreras, Vaguely Noble fue sindicado en la suma de 5 millones de dólares del año 1968, cifra record que superaba incluso el ostentado por Buckpasser que fue sindicado en 4.8 millones de dólares, siendo retirado a Gainesway Farm donde ejerció de semental hasta su muerte el 9 de abril de 1989 a consecuencia de un infarto cuando volvía a su box tras haber cubierto una de las yeguas que le fueron presentadas ese año.

Si bien el éxito de Vaguely Noble en la yeguada se debe al incondicional apoyo de los mejores criadores del momento, uno de sus valedores fue Bunker Hunt quien, enviándole sus mejores yeguas, consiguió animales de la calidad de Empery, Exceller, Amazer, Vidor, Rosedale, Nobiliary. Lemhi Gold y, por supesto, Dahlia.

Nelson Bunker Hunt era hijo de un millonario tejano que había construido su propio imperio financiero, un hábil y astuto magnate del petróleo que además tenía negocios relacionados con la plata, tierras y vacas. Iniciado por su padre en el mundo del purasangre, llegado el año 1975 había alcanzado fama mundial por su impacto en los mercados internacionales de la cría y, a la adquisición y posterior control de Vaguely Noble, se unía que se había establecido como uno de los mas importantes nombres dentro del panorama mundial de las carreras.

Así, en pocos años, adquirió más de 2500 acres en el centro neurálgico de la cría en Kentucky, comprando sucesivas yeguadas englobadas bajo el nombre de Bluegrass Farm..

Bunker Hunt era todo un personaje. Muy conocido en Kentucky, este millonario tenía por costumbre viajar a Europa en vuelo regular y en clase turista, a menos que tuviera urgencia en llegar al destino en cuyo caso alquilaba un jet privado, pero nunca viajaba con billetes de primera.

Algo sin duda heredado de su padre quien, siendo capaz de pagar miles de dólares para tener su propio palco en los hipódromos de todo el mundo, jamás gastaba nada en buenos restaurantes, ya que siempre era visto comiendo sandwiches fríos envueltos en papel.

Centrándonos en Dahlia, esta yegua era un producto netamente Bunker Hunt. Criada en Bluegrass Farm, fue un fruto de la primera potrada de su semental Vaguely Noble quien cubrió a Charming Alibi, otra yegua de su propiedad, en el año 1969. Nacida en abril de 1970, Dahlia, fue el primer producto de su madre, siendo enviada a Francia de yearling donde desarrollaría gran parte de su vida de carreras.

En su vida de carreras Dahlia corrió de dos a seis años en 46 ocasiones, ganando 14 carreras, obteniendo 10 colocaciones y un total de 1.544.339 dólares en premios.

Retirada a la yeguada en 1976 fue fundadora de toda una estirpe de ganadores que llega a nuestros días.

La familia femenina de Dahlia es de las más importantes en la historia del puransagre, siendo ella uno de los elementos destacados de la misma, pero no el único. Es esta una familia que se remonta a la excelente Shotover, a través de la no menos buena Frizette, la cual ha tenido enorme impacto y trascendencia en la cría mundial desde hace mas de un siglo puesto que de ella descienden, a través de sus distintas ramas, nombres tan importantes como los de Tourbillon, Durban, Tourzima, Corejada, Djeddah, Djezima Priam, Auriban, Cillas, Durazna, Miss Doghwood, Tumiga, Myrtlewood, Vagrancy y Black Tarquin y más recientemente de Mr. Prospector, Bahhare, Bahri, Darshaan, Akarad, Akiyda, Acamas, por nombrar sólo algunos de los campeones que pertenecen a esta familia “13 a” la cual habría que dedicar más de un libro. Esta línea femenina es conocida en España por New Kingdom, Masllana, Zielissimo, Caballería y Cossío entre otros.

Nelson Bunker Hunt fue una de las más importantes figuras en la cría mundial gracias a un vasto imperio con base en Kentucky, sus colores se paseaban con éxito por todos los hipódromos del mundo y su cuadra tenía representantes en las mejores carreras europeas y americanas.

Con el paso de los años los días de vino y rosas empezaron a decaer, y corría el año 1984 cuando por primera vez el imperio del magnate parecía tener problemas financieros y, por tanto, su magnífica yeguada podía estar en peligro. Durante años Bunker Hunt y su hermano habían sido muy activos en el mercado de la plata, adquiriendo ingentes cantidades de onzas, algunas por ellos mismos y otras en sociedad, llegando a tener millones de lingotes de plata además de poseer mas del 25%de las acciones del mercado de la plata en Nueva York.

Ante esos primeros problemas, Bunker Hunk tomó una inmediata decisión y solicitó un préstamo por valor de 1.3 billones de dólares, inyectándolo en el mercado. Su consecuencia fue la subida de la cotización de la onza, habiendo garantizado los préstamos con las onzas aunque poco después el precio de la plata de desplomaba aún más. El primero de los préstamos era de 135 millones de dólares y ante las dificultades para hacer frente al mismo fueron puestas a la venta 8.5 millones de onzas de plata, además de reservas de petróleo y gas por valor de cientos de millones de dólares, al tiempo que eran reflotados por el Gobierno con un nuevo préstamo de un billón de dólares una vez vendieron 63 millones en onzas de plata así como los beneficio de la Placid Oil Company.

De esta manera la yeguada se salvaba y los beneficios obtenidos con la misma comenzaban a ser vitales para Bunker Hunt quien mantenía el control de algunas de las mejores yeguas y sangres del país, así como acciones en la mayoría de los mejores sementales del momento, y esto le facilitaba liquidez. Se iniciaba el ocaso de una era.

Corría el año 1986 cuando el mercado americano de yearlings caía de forma estrepitosa lo que motivo que los criadores tuvieran que reducir costos y, por ende, que sus ingresos cayeran en igual proporción lo cual comprometía las importantes hipotecas constituidas sobre muchas fincas. En esas fechas se corría el insistente rumor de una excepcional subasta: la venta de todas las obras de arte del propietario de Gainesway Farm, la yeguada con mayor número de sementales de USA en la que estaban estabulados Blushing Groom, Lyphard, Green Dancer, Riverman, Irish River, así como Vaguely Noble, Exceller, Youth, Lemhi Gold, estos cuatro propiedad de un sindicato encabezado por su propietario Bunker Hunt, y otros muchos.

La crisis fue tomando cuerpo. Surgían problemas para Calumet, Spendthrift, Hermitage y otros monstruos americanos de la cría. A finales del año1987 se anunciaba que el imperio de Bluegrass Farm se desplomaba hecho añicos, teniendo que pasar por la maza del subastador íntegramente. El día elegido para ello fue la mañana del 9 de enero de 1988.

La venta de los efectivos de Bunker Hunt contaba con algo mas de 580 animales entre yeguas, yearlings y caballos en entrenamiento, todos estabulados en las instalaciones de Keeneland antes de que los compradores, entre ellos Sangster y los hermanos Maktoum, llegaran a la subasta considerada la más grande en el mundo.

Todo lo que Bunker Hunt había construido con cariño, devoción y pasión, con casi un amor ciego hacia los caballos durante un periodo de 35, años se hundía bajo los pies de un hombre que sólo entendía de sentimientos cuando se trataba de caballos. La venta de sus caballos le destrozó hasta el punto de sentirse incapaz de acudir a la subasta. Ni los problemas soportados durante los últimos años, ni las pérdidas sufridas en el mercado le hicieron pestañear, pero ver desmantelado Bluegrass debió ser algo muy duro.

Se dice que casi todo en la vida se puede volver a comprar; al igual que se puede rehacer una cuadra de carreras o contratar al mejor entrenador, pero volver a construir un imperio así no es nada factible. La filosofía de Hunt fue utilizar las mejores yeguas de carreras, dejando en un segundo plano su origen, y así crió nombres como Dahlia, Exceller, Empery, Youth los cuales pasearon los colores de su chaquetilla por Francia, USA, Inglaterra, Irlanda, Canadá. Eso es fruto de una ingente inversión en dinero, tiempo y sabiduría, además de suerte, en un mundo tan duro y complejo como la cría de purasangres.

La mañana del 9 de enero amaneció fría en Kentucky y mientas Bunker Hunt estaba sentado en su oficina de Dallas, mirando el reloj, los compradores se agolpaban alrededor del ring esperando que se iniciara la venta.

El catálogo comprendía 281 yeguas, 167 yearlings, un semental y un sólo foal de cuatro días de edad el cual, en el momento de la venta, intentaba seguir los pasos de su madre cubierto con una manta blanca con unas letras rojas que decían: “el único foal criado por Nelson Bunker Hunt en 1988”. Dahlia era el lote número 125.

Iniciada la venta los lotes se fueron sucediendo y pasaron bajo la maza del subastador uno a uno hasta que llegado el lote número 125 se hizo el silencio. Dahlia, la campeona, la joya de la corona, a sus 18 años hacía su imponente entrada en el ring del diestro de un mozo, elegante, tímida, con su cara cóncava y su lucero cordón corrido. La que había sido considerada una de las mejores yeguas de la historia, la reina por la que masas de aficionados habían rugido en las rectas de Longchamp, Ascot, The Curragh o Santa Anita bajo la monta de Piggott, o Shoemaker, salía a vender esa fría mañana de enero en lo que fue considerada la mayor venta de dispersión jamás conocida hasta ese día.

Antes de iniciarse la puja, entre los aficionados y criadores americanos había un sentimiento generalizado; nadie quería ver como Dahlia abandonaba los Estados Unidos y, en el fondo, existía la esperanza de que fuera adquirida por un criador americano para poder estar bajo los cuidados de criadores de Kentucky.

Así las cosas, iniciada la puja, y tras dura batalla, Dahlia fue adjudicada a Allen Paulson, un millonario americano que pagó por ella 1.8 millones de dólares enviándola a la yeguada de su propiedad en Kentucky llamada Brookside Farms.

Minutos después de la hora aproximada de la venta el teléfono sonaba en las oficinas de Keneeland y una voz preguntaba: ¿sería usted tan amable de decirme quien ha adquirido el lote número 125? La voz contestó: ha sido adquirido por Mr. Allen Paulson. Dahlia estaba a salvo, segura, y no saldría de los Estados Unidos.

Grande entre las grandes, Dahlia ha sido una de esas leyendas que hacen que las carreras sean algo más que un deporte. Por algo se llama el deporte de los Reyes.

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