domingo, 15 de mayo de 2011

Haras des Marais; Amorada y la fuerza del cariño

Amorada y Aguamarina con Isabel, saliendo del box en direccion al paddock






Amorada y Aguamarina caminan con Isabel en Haras des Marais





Cuando a finales de septiembre de 2008 tuve conocimiento que todos mis caballos en Irlanda no estaban siendo bien cuidados por Albert Broad, un personaje providencial al comienzo y nefasto al final cuando dejo de cumplir con su obligación de dar de comer a los caballos a su cargo, opte por dos vías; La española, importando a Magic Flight, y la irlandesa, dejando a Amorada en aquel país en Ardoon Stud.

La crisis hizo mella en ese pequeño establecimiento y a finales de febrero de 2010 se impuso un nuevo movimiento con Amorada como consecuencia del anuncio del cierre de la yeguada donde la hija de Kendor pacía tranquilamente en espera de parir de Excellent Art.

Comoquiera que Amorada tiene un carácter muy especial las opciones se cerraban, y si a ello le añadimos mi intención de cubrir con Montmarte, la decisión fue que tenía que comenzar una aventura nueva, dejar atrás Irlanda y trasladar la yegua a Francia donde, gracias a Nacho Escario, la yegua se unió al Haras de Saint Arnault.

Amorada llegó a su nueva casa en marzo, grande, muy gorda y anunciando su próxima maternidad, aunque como siempre se hizo esperar. La responsable de la yeguada francesa me descubrió una para mi desconocida laminitis en la yegua, interesándome una dieta para rebajar el peso de la hija de Kendor. Las semanas se fueron sucediendo y Amorada parió una hembra que ahora lleva el nombre de Antártida.

Con el paso de los meses Amorada y Antártida han estado estabuladas en esa yeguada de Normandía pero a comienzos de abril, por diferencia de criterio con la propietaria por el cuidado de le yegua y del yearling, opté por empezar a buscar una nueva casa para madre e hija.

La búsqueda no ha sido fácil pero el resultado si ha sido muy provechoso por que Amorada parece haber encontrado, por fin, el lugar que espero sea su destino definitivo; el Haras des Marais.

No ha sido fácil que Isabel y Nicolás se hicieran cargo de la yegua por la fama que precede a la hija de Kendor, y que yo mismo no escondo para evitar males mayores o que, como ya pasara en 2006 cuando fue enviada a ser servida a Cheveley Park Stud, el responsable de la yeguada de turno llame instándome a sacarla de sus instalaciones por ser imposible de manejar.

Amorada ha llegado a Haras des Marais muy pesada, próxima al parto, con los cascos arruinados por que no se lo han arreglado en todo un año y, como siempre, con un carácter difícil. La condición pactada con los propietarios era que si la yegua se convertía en un peligro tendría que sacarla de allí, aunque tenía su palabra que harían todo lo posible para poder mantenerla. Y, mira tu por donde, Amorada se ha encontrado con Isabel y Nicolás, ambos muy profesionales y con dedicación plena, por lo que la yegua ha ido acoplándose poco a poco y sus veleidades, al asumir que puede confiar plenamente en quienes tienen su custodia, se han ido diluyendo con el pasar de los días.

Nicolás me ha ido informando puntualmente de todo lo que iba pasando con Amorada desde la llegada de la yegua a su casa y de cómo la yegua, cada día mas confiada, ha ido cediendo terreno pasando a ser una yegua mas del lote de la casa. En sucesivas llamadas me iba contando cosas que me parecían mentira; hoy hemos cepillado a la yegua y no ha hecho nada, me dijo hace unas semanas. Días después me comentó que le habían hecho la crin y que la yegua había protestado algo pero nada más. Admito que hubo un momento que pensé que no era Amorada quien estaba en Marais.

Pasados los primeros días, y a la vista de cómo le yegua se comportaba, Nicolás me recomendó la posibilidad de utilizar un “mentalista”, un “susurrador de caballos”, para intentar ver si se podía hacer algo con el carácter de la yegua. Mi primera idea fue descartar la opción, pero tras varias conversaciones con el responsable de yeguada optamos por dar una primera sesión de prueba. Ese primer día llegaron fotografías de Amorada dejándose sujetar una mano sin necesidad de aditivos, y tras la segunda sesión la yegua entraba y salía del box sin hacer ningún extraño.

Aunque todo iba como la seda lo peor estaba por llegar; el parto y la reacción de la yegua ante extraños que se acercaran a su foal. La tercera sesión del mentalista estaba programada pero no hubo tiempo por que Amorada se puso de parto, así que no dio tiempo. Pero el cambio ha sido de tal envergadura que la yegua, por primera vez en su vida, se dejó ser asistida y no hubo que salir corriendo de la cuadra una vez que se había recuperado del parto como había pasado hasta ahora.

El cambio obrado ha sido tal, gracias a la confianza que inspiran en la alazana sus nuevos responsables, que se ha dejado fotografiar durante el parto, que se ha podido hacer todo lo fundamental para que la foal – Aguamarina, por Montmartre, nacida el 6 de mayo- pudiera ser atendida tras nacer y, lo mas importante, que su comportamiento ha dejado de ser el de “te mato como te acerques a tocar a mi hija” a un “te dejo que toques a mi hija cuando quieras pero no la quites de mi vista” por que, eso si, Amorada se pone muy nerviosa si el foal no está en su campo de visión.

Han pasado los días desde el parto y lo que nunca pensé que podría pasar ha tenido lugar. Amorada entra y sale todos los días de su box al prado con su hija siendo llevada del diestro por Isabel, deja que la potra sea manoseada sin problemas y ha asumido que los profesionales de Marais son sus amigos.

Amorada está tranquila, feliz, no hay rastro de laminitis que valga y, gracias al cariño con que es tratada en Marais, por su cabeza ya no pasa la idea de que alguien le hará daño a ella o a su foal. Y mi agradecimiento a Isabel y Nicolás es inmenso.

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